Cirugía mental
“Esto
no sirve”, “me voy”, “se lo llevó quien lo trajo”, “que desastre”, “hasta
cuando”, “aquí no se puede vivir”, “insólito”, “esto lo que da es pena” son las
frases con la que los venezolanos alimentan sus acciones. Ninguno se escapa de
decir alguno de estos comentarios, quizás muchos de ustedes se preguntan ¿Qué
podemos hacer? ¿Cómo pensamos diferente? Revisa tu pasado, seguramente debe
existir una motivación que condicione tu pensar. Comienza verdaderamente a conversar, conocer, abrazar, relacionarte con
Venezuela, pregúntale tú como venezolano que necesita y siente tu nación.
La posición de Venezuela en Sudamérica es exactamente la que se merece. Los contemplares que te ofrece son de inspiración natural, múltiple, única, independiente y lo mejor es que, estos, no pueden ser enajenados. Ese espacio territorial que hoy te levanta sus manos pidiendo auxilio ha sido el más dichoso, nombrado y solicitado, desde siempre, del continente americano por sus prósperas posibilidades y riquezas. Lo triste, y muy pocos lo notan, es que siempre se busca a este ejemplar femenino para faltarla, explotarla y que trabaje sin piedad ni recompensa alguna; es como los amigos que se relacionan contigo solo por interés. En esos enmascarados esta su población más allá de su poder político: en este caso el irrespeto comienza desde adentro.
Las
salidas al mar, sus tierras fértiles, sus minerales, sus manantiales, su flora,
su fauna, sus colores, su oro negro resplandecen y destellan ante el mundo. Tu
mirada hacia la luna y las estrellas te enseñan que Venezuela astronómicamente
es increíble, un esplendor que también se le añade. El frío, el calor, las
cascadas, el viento, los mares, las montañas, la suave arena e incluso lo más
oscuro de las cuevas con sus piedras ásperas no se asemejan a las condiciones
de ningún otro paisaje. Los movimientos sociopolíticos transforman la realidad
antes descrita; por eso nada de lo que vives actualmente te permite adornar y
disfrutar cada kilómetro venezolano.
A este nivel de tu lectura es necesario
analizar el comienzo de la democracia, incluyendo todo lo que Venezuela ha
pasado para llegar al sistema electoral mayoritario que hoy establece su
constitución. Sí llegó una figura política a ocupar una posición es por que tú
lo decidiste y en las circunstancias ilegitimas que todos conocemos es por que
lo permitiste. NO aceptes que el poder que invadió nuestra soberanía cree en ti
tanto rencor para seguir deteriorando a Venezuela, piensa en el poder soberano
que tú tienes y en que el ESTADO te pertenece a ti y a todos los venezolanos;
porque tú eres su hijo, eres su población, eres quien lo sustenta.
Sé, como venezolana, que muchas veces al
día pasa por tu mente el concepto de emigrar y en tu norte profesional se
encuentra esa opción. El huir te alejará del territorio, pero los problemas
volarán contigo a tu lado porque son tuyos. Tengo noción de tu pensar e
incluso tengo la capacidad de saber que las palabras no te van a convencer tan
fácil, pero la más realista y bella condición es la de VENEZOLANO. Que tus
motivos de partida sean de trabajos temporales, tacha la posibilidad de que el
sistema de gobierno te expulse de tu nación. No se debe ser enemigo de la
emigración, pero por qué hacerlo en los momentos más difíciles cuando te lo ha
dado todo. La situación es crítica, pero solo nosotros podemos cambiarla; los
problemas que nos acuñen como el desprestigiado “bachaqueo” es una situación
creada por la población, para la población; ninguna otra nación es responsable.
La injusticia que domina a la
sobrellevada mujer es extenuante. La elegante dama que te vio nacer, la que
aguanta tus humillaciones, descuidos, la única que no te costó un bolívar y es
de tu propiedad, tu regalo más grande y pequeñamente valorado; tiembla de cólera.
El extranjero la clama y que pasa con el “VENEZOLANO” que al oír el nombre de
su nación se exalta y no sabe si por amor o vergüenza. ¿Será que Venezuela es mucho para la
población que le tocó? El venezolano no conoce el país en su totalidad, ni los
más mínimos milagros geográficos que posee.
La mejor frase que se le puede adjuntar a
Venezuela es “sin miedo ni envidia”. No escribo esto para desprestigiar a
ningún otro país, sino para engrandar la verdadera reputación e imagen de una
nación que floreció y requiere de amor. Descubre y explora cada una de las
letras de tu V E N E Z U E L A, valórala, defiéndela, vívela, lúchala, actúa de
manera alternativa mientras ganamos una batalla de tiempo y paciencia, desde
hoy aborrece el individualismo…
Eylimar
Villalobos.